A veces se producen cosas maravillosas dentro de mi cabeza, me refiero a maneras de ver el mundo, en esos momentos la vida toma tonos violáceos y brota de entre mis labios un soplo de risa y de juventud; increíble.
Masiel, despejada, soluciona el mundo en un plis plas, Ana Rosa debate acaloradamente sobre el tamaño del pene mas propicio para el hombre del siglo xxI, y los dibujos animados son reemplazados por piojosas pizpiretas con micrófonos como espadas, maravilloso.
Es entonces cuando merece la pena vivir, y me vengo corriendo a este ordenador que casi nunca me respeta pero que entonces, ahora, curiosamente, se digna a dejarme hacer y escribo todo, como si de una revelación se tratase, para luego recordar y, si llega el caso, demostrar mi cara mas amable.
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