26 dic 2009


Tan solo hay normas bajo este casco, nada más. Yo no discuto nunca la norma, a veces fracaso en su acatamiento pero no la discuto, soy un soldado. Mi enemigo es el enemigo de la norma, nada más, no tengo voluntad propia, tengo aguante, un aguante supeditado a mis capacidades y limitaciones (la norma básica, los cimientos de mi casa); puesto que yo mismo me defino como soldado, mi día a día es una sucesión de maniobras dedicadas al perfeccionamiento de destrezas aplicables al campo de batalla, o dicho de otra forma, solo vivo para la guerra.

La guerra es hermosa e inminente, celosa y rutinaria, un monstruo implacable que acecha en cada esquina, un monstruo que devora sin piedad a los incautos y glorifica a los valientes, yo como buen soldado la amo por encima de todo y aunque conozco el miedo me resulta grato ser llamado a filas. Soy un numero agazapado en una trinchera esperando ordenes mientras las balas pasan silbando sobre mi sesera.

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