14 jul 2007

SIN RETORNO.

La lucha comenzó en abril
y para mayo estaba mas que harto,
miraba como uno tras otro se iban
alejando.
Al fin, ni las moscas se le acercaban, así
que las circunstancias se veían cada vez más
y más
pequeñas.
Extendió el brazo y
aquel matojo de realidad se escurría en la distancia,
creyó estar más cerca de Dios que de cualquier otro
ente
y Dios resultó estar ahí, muy cerca,
pegajoso.
Le tomó de la mano, miró al padre a los ojos,
pidió perdón y el Dios- maleta
a modo de presente
tierno
obsequió al desdichado con una urna de cristal
la cual permitía estar cerca de
las cosas
pero no tocarlas,
convirtiendo los restos en metáforas
desintonizadas y haciendo de todo esto un
ceremonial arrítmico y tremendamente
tedioso.
Dos lágrimas caían
por un canalón
procedentes de
los momentos perdidos en
la espesa niebla que rebosa
cuando ellos - los que viven tras el cristal-
rompen las estructuras y sacan sus cabecitas
para volver al aquí- ahora,
sin remedio de vuelta.

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