horizonte verde en el lomo de un lagarto tumbado al sol.

Apago la sintonía del baile de fin de curso que no tuve, termina la policromía de sandeces y me sumerjo de nuevo en el compás que marca mi mente, sandeces pero mias. Dibujo sentimientos y borro anotaciones de un gurú macabro que nos volvió del revés, para encontrarme con esto, un sin fin de garabatos neuronales del lado gilipollas de un cerebro contaminado por la búsqueda alocada de un corazón que conecte, la eterna película.Debería conocerme la discografía entera de Bob Dilan pero me resisto a la idea de pasarme al lado de los colgados, que cuando se juntan hablan con alguna estrella ante el calor de una hoguera porque lo ha leído alguno en un libro sobre usos y costumbres de los indios de Norte América, pero me agrada pensar en un lagarto tomando el sol en el desierto.