AMANECERES

Se había acostumbrado a convivir con su pena, así que los días en los que todo parecía ir bien tenia la sensación de estar muerto, con lo cual, al final, acababa por revolverlo todo y estropearlo de alguna manera; podríamos pensar que era un caso perdido de melancolía crónica pero una tarde se rindió y decidió aceptar el estado de las cosas : - si estoy muerto tendré que seguir viviendo-( esto, que parece una incongruencia, para él fue toda una revelación)- se dijo y se dejó llevar por las consecuencias terrenales y diarias que este pensamiento conllevaba.
Las primeras semanas fueron de lucha interior y de desesperación ante la "vida-no vida" pero un buen día tomando el desayuno miró a través de los cristales de su cocina y vio el amanecer de un nuevo día, no recordaba ya la ultima vez que se había fijado en la salida del Sol. Ante aquel gran espectáculo recapacitó y se dio cuenta de que las mañanas como aquellas se habían ido sucediendo una tras otra desde el día que vino a este mundo, también durante aquel largo periodo de batalla consigo mismo y que esto sucedería durante el resto de los días que le quedasen por vivir, ahora sí vivir....
Lo que pasó fue que en un principio se lamentó por los años perdidos pero los ritmos que ahora había conseguido llevar a cabo le enseñaron que aquella fase gris vivida no era otra cosa más que una enseñanza: La vida es un gran viaje donde a veces estamos tristes y cansados, otras estamos más alegres y todo parece ir bien. Durante otros tramos, tan sólo estamos pero pase lo que pase y suceda lo que suceda el Sol siempre sale por el este.