20 ago 2008

Resignación

Desapareció en un momento de alegría, se dejó llevar por el sentimentalismo y perdió la cabeza en un suspiro. Dejó que las copas lo mecieran hasta que ya no hubo donde agarrarse, entonces decidió retirarse del juego. Al día siguiente, con la cabeza coronada en sol, sintió que algo desagradable y viscoso se le había acoplado a las entrañas y recordó el momento de debilidad de la víspera. Sintió miedo, después intentó explicarse su propio error y vio que no tenia por donde cogerlo, se entristeció al comprobar el tamaño de su fracaso y se dijo que nunca más se dejaría guiar a oscuras. Ahora después de un par de días recluido sabe que la vida es una sucesión de traspiés y que solo el olvido logrará poner las cosas en orden. No se puede luchar contra el destino

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