20 abr 2008

Caladas en los tuetanos

Enciendo mi quinto cigarro en lo que va de tarde,
lo fumo lentamente, dejo que toda la nicotina pase empalagosa y sensual a través de mi sistema respiratorio hasta las venas para que su sabor mortal impregne toda mi alma de veneno y podredumbre,
aspiro palabras que no se escribir mientras el mundo sueña en paraísos artificiales y alborota las calles llenas ahora de ruido,
tengo muchos cigarrillos esperándome encima de la mesa, me llaman desde su encierro de cartón implorando libertad, me exigen un pequeño esfuerzo, un minuto de vida, son mis mas fieles compañeros, no puedo verlos sufrir, con ellos, o por ellos, me iré a la tumba, es insoportable tanto lamento, son tan infelices desde su apretado cautiverio… -¡esperad amigos ya voy!,
ya voy….

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