24 abr 2008

Desde el después

Vuelvo de cortar manzanas en los límites de la tristeza, no había odio, tan solo desencanto. Tu risa era el veneno que me hizo sobrevolarte y mirar de frente nuestro fracaso, nunca debí hacerlo, ahora veo que solo se puede arremeter desde abajo.
Pasaban los segundos y sentía que no ocurriría nunca, no de aquella manera, nos sobraba la ropa y tú estabas tan asustada. Las palabras se volvieron huecas y preferí decirte sin ambages que estaba cansado de tirar de ti que no pretendía otra cosa más que follarte y que si aquello no te suponía una molestia me gustaría acabar cuanto antes pero tu querías una vida a contrarreloj y yo no soporto las farsas así que me equivoqué. Volvió el cansancio a los hombros en una realidad sosa y aguafiestas y te me secaste, había llegado el fin.
Ahora, a tan solo un momento de toda la obscenidad de la tierra, tu estarás encogida en un sofá de arrabal imaginando como podría ser la vida si fuésemos -¿pero que tendríamos que ser amor?, – más… y engañándote en un suspiro de “qué le vamos a hacer..” cuando ya todo está más que vendido. El momento pasó y tú y yo ya no sabemos nuestros nombres.

No hay comentarios: