15 feb 2008

ARRINCONADOS

Jugándonos el tipo por aquellos bares,- sírvanme otra copa-, menudas hembras había allí. Tenia la certeza de no ser absolutamente nadie y aquella rubia que chupaba ese bendito chupachus me lo confirmó con una sonrisa que decía: ”vuelva a intentarlo”, y yo ahí pasmado, abrumado por mi incapacidad de conexión, -otra copa más señorita-, pero aquí, en este nuevo siglo que apenas comenzado sabe a muerte por cada rincón de calle y obra, no sirve de nada la cortesía, todo se ha convertido en una eterna muestra (sin sentido) de pelo y garras y los que habitamos en el papel y en el vino no somos más que un recordatorio de un mundo mejor, ya lejano, ya inservible; los muertos somos nosotros que, en realidad, elegimos muerte hace muchos años, cuando apenas habíamos intuido que coño era esto de vivir y aquí damos un giro que nos pone cara a cara con el alma de nuestro siglo: Muerte, elegimos muerte y nada más, sin haber, ni siquiera, comenzado a pelear: el nombre del siglo veintiuno es este -otra copa, por favor-: Desidia.

No hay comentarios: