15 feb 2008

DESPRECABLES HIJOS DE EVA.

Escojamos a esos chicos
de aquella mesa,
estilistas de la nueva era ,
de risotada tonta y bocas de humo,
aspirantes a diosas y palurdos desde la hora del café.
Consumistas y presumidos
raquíticos esqueletos adictos a la pornografía
y al falso halago,
esclavos de la moda que viene a ser
su egocentrismo,
mirarlos es su acento y la pose
su artimaña;
la ecología, los dioses o los
perros, solo les sirven para echar un polvo
y lo demás son tonterías,
hablan y hablan
y no dicen nada, ninguno de ellos se ha escuchado jamás
a no ser por un negocio o un nuevo
consejo estético para volver a conseguir un
coño dispuesto a abrirse
por cuatro carantoñas
tontas pero hábiles:
Incapacitados para amar
juegan,
en un mundo imaginado,
a quererse tanto como
su mediocridad permita
y el día se exprime
hasta dejarlo sin jugo, el sueño
no sacia su cabeza
terca
de puro imaginar el truco
de mañana ;
chicos del veintiuno
chicas del callejón.
Alocados jóvenes que se agarran
temblando
a una adolescencia lejana y distorsionada
olvidando sus pasos por ocuparse
de una muerte tan sobada que
no llego a convencerlos,
-o ni tan siquiera saben de ella-
y la vida ,sin una guadaña
al final del pasadizo
se convierte en una fiesta. el pecado original.

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